Una historia de burocracia galáctica, drama económico… y criptomonedas temblando
Hace mucho tiempo, en una economía muy, muy paranoica…
Los planetas de la galaxia vivían en aparente armonía comercial, intercambiando productos, tecnología y memes sin control. Pero un día, el Supremo Líder del planeta América decidió que comprar barato era peligroso y que los enemigos se escondían… ¡en las cajas de productos importados!
Así nació la temida medida económica: los aranceles.
¿Qué son los aranceles y por qué dan más miedo que Darth Vader en Hacienda? Un arancel es un impuesto que se aplica a los productos extranjeros que entran en un país. Así que en otras palabras:
“¿Quieres venderme tu producto mejor, más barato y más rápido que el mío? Perfecto… pero te cobro un extra solo por existir.”
Es como si en lugar de darte las gracias por traer una paella de otro planeta, te cobraran por no cocinarla tú.
¿Entonces cuál es el objetivo real de los aranceles? Oficialmente, suena muy noble:
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Proteger la industria nacional, porque tu primo que hace sandalias artesanales no puede competir con una fábrica de alienígena automatizada.
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Aumentar la recaudación, cuando ya se exprimió todo lo demás, toca sacarle impuestos al aire,…, o al comercio exterior.
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Presionar diplomáticamente, porque nada dice “negociación seria” como ponerle un arancel del 80% a las bicicletas francesas.
Pero en la práctica, es como ponerle freno a una nave espacial porque te molesta que vuele mejor que la tuya.
Ah, el Tribunal… esos sabios del libre mercado que intentan poner orden mientras los políticos comerciales disparan sin apuntar.
Según el Tribunal de Comercio Internacional (OMC), puedes aplicar aranceles cuando:
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Te hacen dumping, lo que es vender más barato que el coste, para arruinarte lentamente.
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Hay subvenciones desleales, cuando un país lanza dinero a sus empresas como si fueran criptomonedas en TikTok.
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Existe una emergencia económica galáctica.
Pero no puedes aplicar aranceles solo porque tu horóscopo dice que hoy Mercurio está en contra de las importaciones.
En mitad de esta batalla entre planetas por ver quién cobra más por menos, las criptomonedas están como Baby Yoda, mirando desde lejos, con los ojos grandes, esperando que no les salpique nada,..., pero ya les está salpicando.
Incertidumbre económica = volatilidad cripto
Cuando los gobiernos juegan al Tetris con las reglas comerciales, los inversores buscan refugios. A veces Bitcoin, a veces una caja de latas.
Huye el dinero tradicional, entra el dinero digital. Las guerras arancelarias hacen que el comercio tradicional se ralentice. ¿Y quién se frota las manos? Exacto Ethereum, Solana,..., y ese primo tuyo que minó Dogecoin en 2019.
Más regulación cripto como represalia
Si no pueden controlar el comercio interestelar, lo intentan con el dinero digital. Porque si algo no entienden… lo regulan hasta hacerlo inútil.
¿Qué puede pasar si la batalla arancelaria continúa?
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Las empresas transnacionales lloran.
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Los consumidores pagan más por productos más feos.
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El turismo comercial se esfuma ¿quién quiere viajar a comprar cuando hay un arancel por respirar?.
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Y los inversores cripto se agarran fuerte al cinturón porque la montaña rusa no ha terminado,..., y no lo ara.
Aplicar aranceles puede sonar a estrategia defensiva… pero muchas veces es como si los Ewoks quisieran pelear contra la Estrella de la Muerte con palos.
Y mientras los gobiernos se dan cabezazos, el mercado cripto observa desde su nave espacial, listo para despegar,..., o estrellarse, según el día.