¡Atención, mundo! Parece que Estados Unidos ha decidido que no basta con tener hamburguesas gigantes y películas de superhéroes: ahora también quiere ser la capital planetaria de las criptomonedas. Sí, ese universo digital donde el dinero existe, pero solo en tu pantalla, y donde “hacerte rico de la noche a la mañana” es tan posible como perderlo todo en un segundo.
Pero, ¿qué papel juega Donald Trump en este nuevo capítulo del sueño americano? Como era de esperar, no podía quedarse atrás. Trump ve en la criptomoneda una oportunidad brillante, lucir como el genio financiero que “salvó” la economía con monedas digitales mientras otros países aún cuentan billetes. Su objetivo, además de asegurarse un par de portadas, parece ser demostrar que Estados Unidos puede liderar un mercado global… incluso si el resto del mundo está ocupado haciendo cosas aburridas como crecer su PIB a paso firme.
Hablando de eso, este movimiento estratégico podría tener algo que ver con los BRICS. Mientras que esas economías emergentes crecen con fuerza, Estados Unidos avanza más lentamente, casi como un coche antiguo subiendo una colina. Entonces, ¿por qué no lanzarse al mundo cripto y ver si así se recupera un poco de la inflación que tiene a los ciudadanos contando centavos en la compra del supermercado?
Ahora hablemos de ventajas y desventajas, porque no todo es brillo y oro digital.
Para el gobierno:
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Ventaja: Mayor control e influencia sobre un mercado que aún está en pañales… y porsupuesto puede atraer inversiones internacionales.
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Desventaja: Riesgo de que si algo sale mal, tengan que escuchar a Trump en Twitter diciendo que “nadie manejó las criptos mejor que él”.
Para los ciudadanos:
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Ventaja: Posibilidad de entrar en un mercado excitante y quién sabe, tal vez hacerse ricos antes del desayuno.
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Desventaja: Posibilidad de ver su inversión evaporarse más rápido que un refresco en un día de calor en Florida.
Podríamos resumir que Estados Unidos está jugando a ser la “Disneylandia de las criptomonedas”, con Trump repartiendo entradas VIP y todos nosotros mirando, un poco emocionados y un poco aterrados. Si funciona, será el próximo gran salto económico si no, bueno… siempre podemos consolarnos pensando que al menos tuvimos memes para todos los gustos.