Imagínate entrar en un edificio del gobierno de Estados Unidos, supongamos que es el Departamento de Trafico, donde ya pierdes media vida en la cola y en vez de una máquina de café que nunca funciona, te encuentras con un flamante cajero automático de criptomonedas. Sí, has leído bien, cajeros cripto en edificios gubernamentales. Como si el mismísimo Tío Sam hubiera decidido que ya es hora de dejar de fingir que solo el dólar manda y de ponerle traje y corbata al Bitcoin.
El mensaje subliminal es alto y claro “Querido ciudadano, si ya usas el dólar con tanta alegría, ¿por qué no probar con algo que no controlo del todo pero que igual me da comisión?”. Y ahí, entre renovar el pasaporte y pagar una multa de tráfico, podrás también comprar un trozo de Ethereum o vender tus Satoshis para pagarte el café de la máquina que sigue sin funcionar.
Lo divertido es cómo este movimiento huele a aceptación oficial. El gobierno, que durante años miró a las criptomonedas como si fueran el primo raro de la familia que nadie quiere invitar a Acción de Gracias, ahora pone cajeros cripto como si fueran dispensadores de agua bendita. Señal de que los ciudadanos han pasado de ver el Bitcoin como cosa de hackers y frikis a algo más parecido a un activo respetable… o al menos tan respetable como puede ser en un país donde también se venden rifles en Walmart.
¿Es esto bueno para los ciudadanos? Por un lado sí, acceso fácil, rápido y sin necesidad de andar con plataformas enredadas. Vas al cajero, metes tu tarjeta y ¡bam! ya tienes criptomonedas. Por otro lado, significa que papá gobierno te está vigilando aún más de cerca. Porque si pensabas que las criptos eran “libertad financiera”, meter cajeros en edificios oficiales es como instalar cámaras de seguridad en la fiesta de fin de curso, así que todos se divierten, pero nadie está realmente libre.
¿Y para el gobierno? Oro puro. Más control, más trazabilidad y la sensación de estar abrazando la modernidad sin sudar demasiado. Además, los impuestos,... porque si hay algo más rápido que una transacción en blockchain, es Hacienda apuntando cuánto le corresponde, se podría decir que Hacienda es el mejor negocio del mundo y así lo demuestra, sin que se le escape nada ni nadie... bueno a no ser que sea un amigo.
Así que la próxima vez que escuches a alguien decir que las criptomonedas son el futuro, recuerda que en Estados Unidos ya están metiendo cajeros cripto en sus templos burocráticos. El futuro ya está aquí, puedes sacar tu ticket de espera para el carné de conducir y de paso, comprarte un poquito de Bitcoin para olvidarte del trauma de pasar tres horas en la cola.
