miércoles, 10 de septiembre de 2025

Operación BBVA, la ofensiva por el Sabadell entra en fase de asalto

 

Al amanecer llegó al campamento un sobre con el sello del Banco Sabadell. Dentro, un comunicado dirigido a sus accionistas que, al leerlo, parecía una carta de amor al estilo de los tiempos de trinchera. “Querido/a accionista…”, empieza con ternura, pero lo que sigue tiene menos romance y más pólvora, la CNMV ha dado luz verde a la OPA del BBVA. Los tanques azules ya tienen permiso para cruzar la frontera.

La oferta sobre la mesa es tan matemática que hace falta artillería pesada para descifrarla, por una acción del BBVA más 70 céntimos en metálico por cada 5,5483 títulos del Sabadell. Sí, hasta los números parecen diseñados para desmoralizar al soldado raso. Lo curioso es que las condiciones son exactamente las mismas que en abril de 2024, aunque desde entonces el Sabadell ha crecido como un regimiento envalentonado, sus acciones han subido un 108 %, mientras que las del BBVA se han limitado a un 55 %. Es como si el Sabadell hubiera reforzado sus murallas y el invasor insistiera en atacar con el mismo plan de hace más de un año.

Entre líneas, el comunicado suelta otra granada, avisando del cuidado con Hacienda. Si el accionista acepta el canje, es muy probable que el efectivo recibido sea menor de lo que el fisco le va a reclamar. Y ya sabemos en esta guerra, el único ejército que nunca pierde es la Agencia Tributaria, siempre preparada para saquear tras la batalla.

El texto no dice nada sobre las cuentas remuneradas al 2 % que Sabadell firmó con sus clientes, un silencio que suena más a amenaza que a promesa. Tampoco menciona el destino de los empleados ni de esas subcontratas invisibles que sostienen las trincheras telefónicas y digitales. Los que atienden al cliente en un chat o una llamada, los soldados olvidados de esta guerra bancaria, son los primeros en caer cuando alguien pronuncia la palabra “eficiencia”.

El Consejo de Sabadell promete dar su opinión pronto. Todo apunta a que será un discurso de resistencia, defendiendo la independencia de un banco con 144 años de historia y resultados más sólidos que los de su pretendiente. La fecha límite, el 7 de octubre, marcará el momento en que los accionistas tengan que elegir, el cuál podría seguir bajo el estandarte amarillo o rendirse al azul del BBVA.

Por ahora, el comunicado de Josep Oliu no es solo información, es un llamado a la resistencia. Es un recordatorio de que el Sabadell no está dispuesto a caer sin pelea y que aceptar la OPA puede ser menos rentable de lo que parece, sobre todo con Hacienda al acecho. Los cañones están cargados, los generales financieros mueven fichas y los pequeños accionistas aguardan en las trincheras. La batalla sigue, y como toda guerra financiera, traerá bajas, humo y algún que otro botín para el que logre sobrevivir con la cartera intacta.