El frente financiero español sigue en llamas, y las trincheras del IBEX 35 están llenas de humo, comunicados oficiales y hojas de Excel en llamas. Esta vez, nos adentramos en la fase más burocrática y no por eso menos explosiva de la contienda, la consulta pública sobre la OPA del BBVA al Banco Sabadell. Bienvenido a la siguiente entrega de la Crónica de Guerra Económica Ibérica, repleta de sarcasmo, tensiones diplomáticas y alguna que otra puñalada empresarial.
Cuál es el objetico estratégico, el empleo y el que no lo vea, que se ponga gafas. Ya que tras el anuncio de fusión hostil por parte del BBVA, el Ministerio de Economía ha sacado del almacén su arma más democrática, la consulta pública. Porque claro, ¿qué mejor manera de gestionar una guerra financiera que pidiendo la opinión al pueblo en plena batalla campal?
Y lo que ha salido de ahí es, básicamente, un SOS masivo. Se estima que podrían perderse hasta 2.500 empleos, afectando no solo a los empleados directos del Sabadell, sino también a las subcontratas de telemarketing, esos héroes anónimos del auricular, que podrían ver cómo se apagan sus terminales más rápido que una promesa electoral.
Mientras el campo de batalla arde, desde el búnker de la CNMC, su presidenta declara con semblante de mármol, que los compromisos de BBVA son “proporcionados y suficientes”. Traducción libre de esto “No me parece mal. Suerte y que Dios reparta despidos”. La CNMC, como buena observadora neutral, no parece preocupada por la lluvia de críticas o el clamor laboral. Unas condiciones mínimas, una palmadita en la espalda y ¡adelante, tropa azul!
Y cuando parecía que BBVA tenía la moral alta, Moody’s apareció en el radar con un bombazo, el precio ofrecido en la OPA está por debajo de la cotización del Banco Sabadell. Es decir, lo quieren comprar barato, muy barato, como quien busca gangas en un outlet financiero.
Un tirón de orejas con acento neoyorquino, que pone en duda la generosidad del BBVA y pone nerviosos a más de uno en su cuartel general. Porque si tu oferta vale menos que tu objetivo… igual no es una “OPA amistosa”. Es más bien una redada encubierta.
Mientras tanto, el Banco Sabadell se atrinchera y prepara la defensa, lejos de levantar la bandera blanca, prepara su respuesta formal a la consulta pública del Gobierno. Recluta argumentos, construye trincheras de informes y despliega analistas con gráficos demoledores para frenar lo que consideran un asalto encubierto.
Pero los números no mienten: la CNMC ha revelado que Sabadell ya pierde cuota de mercado en Cataluña, especialmente en el terreno de las pymes. Y ahí entran CaixaBank y Abanca, que como buenos oportunistas de guerra, están sacando tajada de la confusión. Porque en el caos, el que no espabila… financia.
El Ministro de Economía tiene hasta el 27 de mayo para mover ficha y decidir si traslada la operación al Consejo de Ministros. Una vez ahí, tendrán un mes para revisar, aprobar, condicionar o enterrar el asunto bajo toneladas de trámites administrativos y cafés de máquina.
En este tablero de ajedrez con granadas,
-
BBVA juega al riesgo calculado.
-
Sabadell no quiere ser peón de nadie.
-
La CNMC silba y mira al cielo.
-
Moody’s se indigna.
-
Y el Gobierno... está esperando que se despeje el humo antes de tomar una decisión.
Así que atento, soldado financiero, el combate no ha terminado y cada dato, cada palabra y cada subida de ceja puede cambiar el curso de esta guerra de fusiones.