Tras semanas de bombardeo diplomático, campañas mediáticas y despliegues de artillería financiera, el General Torres Vila del BBVA aún no logra izar su bandera sobre el bastión Sabadell. Pero ahora, con la moral alta, el viejo zorro Oliu se lanza a una maniobra táctica inesperada ¡una posible fusión con Abanca!
Mientras tanto, desde el búnker de la Moncloa, las tropas políticas al mando del Alto Mando Económico intentaron desplegar su influencia para mediar un alto el fuego. El objetivo era claro, evitar una consolidación bancaria que huela demasiado a oligopolio… o peor, a concentración de poder en manos de un solo general azul BBVA.
Spoiler: fracasaron.
Ni presión institucional, ni llamaditas nocturnas, ni las amenazas veladas de una visita de Hacienda lograron detener a las tropas de Torres Vila. La Moncloa se quedó como observador neutral en una guerra que se le fue de las manos.
Cual es el plan B de Sabadell ¡Operación “Galicia Libre”!
Pero cuando todo parecía indicar que el Sabadell estaba condenado a rendirse, apareció en el radar un posible aliado,.., Abanca, el banco gallego comandado por el general Escotet. En una jugada de tablero de Risk bancario, se empieza a hablar de una fusión alternativa, un pacto de mutua defensa para evitar la absorción por BBVA.
¿Sabadell y Abanca, juntos? ¿Un nuevo bloque ibérico de resistencia bancaria? ¿O solo una táctica de distracción mientras refuerzan sus trincheras internas?
Pero en un giro inesperado, Abanca ha rechazado categóricamente cualquier posibilidad de fusión con el Sabadell, dejando vestido y alborotado. El presidente de Abanca, Juan Carlos Escotet, ha declarado que la gobernanza y el modelo de negocio propio son condiciones innegociables, descartando así una unión con Sabadell o Unicaja.
Con la negativa de Abanca, el Sabadell se encuentra en una posición vulnerable. La Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) ha aprobado la operación bajo ciertas condiciones, pero la decisión final recae en el Gobierno español, que ha iniciado una consulta pública para evaluar el interés general.
Recordemos que el BBVA aún ofrece su atractiva... digamos, peculiar... oferta: una acción de BBVA y 0,70 euros por cada 5,3456 del Sabadell. ¿Recompensa generosa o trampa con moño azul? Eso decidirán los accionistas cuando llegue el momento del voto.
Lo que está claro es que este conflicto tiene más giros que una telenovela colombiana. La guerra no ha terminado. Las fusiones se negocian en los despachos y se combaten en los mercados. Mientras tanto, la Moncloa ve desde la loma, con prismáticos, preguntándose en qué momento perdió el mando.