
Resulta que Suecia, ese país famoso por los muebles con nombres impronunciables, los auriculares caros y los superhéroes ruporbios de Marvel, está considerando crear una reserva estratégica de Bitcoin. Sí, lo que lees, ya no solo almacenan lingotes de oro en bóvedas, ahora quieren guardar también tokens digitales que un día valen como un Tesla y al otro como un monopatín eléctrico.
¿De dónde salió esta brillante idea? Pues nada menos que de dos Demócratas Suecos, un partido que, ojo, es clave para sostener al gobierno minoritario en coalición. Porque claro, cuando estás en minoría, cualquier idea que suene moderna y tecnológica puede ser la diferencia entre gobernar y volver al Ikea a vender sofás.
¿Pero por qué el Bitcoin cobra la inflación? La lógica es sencilla:
-
Si el dinero fiduciario, sí, ese que imprime el BCE como si fuera papel higiénico en pandemia, pierde su valor día a día,
-
El Bitcoin, a pesar de su montaña rusa, tiene un límite de emisión, siendo de 21 millones y ni un satoshi más,
-
Entonces… ¡pongamos Bitcoin en la reserva nacional!
Así, cuando la inflación en Europa apriete, porque sí, señores, aunque nos vendan discursos zen, la inflación sigue ahí, Suecia podría decir “tranquilos, tenemos BTC en la despensa”.
El BCE lleva meses jugando al escondite con la inflación. Suben tipos, los bajan, hablan de estabilidad, pero los precios del café y la gasolina parecen tener vida propia. Y mientras tanto, los ciudadanos de a pie llegan a pensar “qué bien, ahora mi sueldo compra medio carrito en lugar de uno entero”.
Lo gracioso es que Suecia no es el único en mirar al Bitcoin como un salvavidas. ¿Te suena de algo? Exacto ya lo publique en una entrada antigua, en el que Estados Unidos, con Donald Trump guiando la orquesta política y la Reserva Federal haciendo malabares, ya se habló de reservas estratégicas cripto. Básicamente, el mismo truco pero con distinto acento.
¿Qué puede significar esto para Suecia y sus ciudadanos?
-
Ventaja nacional: podrían blindarse un poquito ante las locuras del BCE y tener un activo alternativo que dé confianza en los mercados.
-
El contra: si Bitcoin se desploma, la reserva sueca se parecerá más a un NFT de monos aburridos que a un tesoro nacional.
-
Para los ciudadanos: la inflación se seguiría notando en el súper, pero siempre podrán presumir en Twitter de que su país tiene más Bitcoin que el vecino.
Pero podría ser que estén mirando hacia el futuro, ya que este movimiento especulativo podría poner a Suecia en el mapa como pionera europea en políticas financieras alternativas. O también podría dejarlos como el meme del perro en la habitación ardiendo diciendo: “This is fine”.
Lo cierto es que, con la inflación europea dando coletazos y los bancos centrales imprimiendo a ritmo de DJ, el Bitcoin como reserva suena menos descabellado de lo que parecía hace unos años. Porque si hasta los suecos, con su puntualidad nórdica, creen que hay que cubrirse, quizá haya algo de verdad en todo esto.