Hace apenas cuatro años, el gobierno chino hablaba de las criptomonedas como si fueran un demonio escapado del mismísimo infierno financiero, siendo ilegales, sucias, peligrosas y, básicamente, el equivalente económico a dejar que tu hijo pequeño se críe con TikTok sin supervisión. Todo el aparato estatal estaba alineado “¡Prohibido!”, gritaban en el año 2021. Y los ciudadanos, obedientes, escondían sus wallets como si fueran contrabando.
Pero claro, la vida da giros inesperados y el dinero… también. Resulta que en Hong Kong, ese pequeño laboratorio capitalista que China mantiene medio dentro y medio fuera del corral, las empresas empezaron a lanzarse a las criptomonedas como si fueran el nuevo manantial de oro digital. ¿Y qué pasa cuando todos ganan dinero menos tú? Pues que hasta el dragón comunista empieza a pensar: “oye, quizá nos hemos pasado con tanta prohibición”.
Desde 2023, Pekín ha permitido que Hong Kong juegue al “ensayo y error” cripto. ¿Por qué? Porque si algo explota, siempre pueden decir “fue culpa de ellos, nosotros ni estábamos mirando”. Pero si sale bien, entonces se apuntan la medalla de la innovación financiera. Nada mal como estrategia así que cero riesgos y por supuesto todas las ganancias. Me parece un Déjà vu, ya que para el año 2021 (porque sí, las criptos siguen vivitas y coleando, mientras los chinos ya planean su “gran regreso triunfal” con monedas estables y experimentos en Hong Kong....) puedes leer esa entrada en el enlace que te acabo de compartir aquí.
Y ahora la pregunta del millón ¿por qué tanto interés? Es algo muy simple, el PIB chino necesita un poco de Red Bull. El crecimiento no es lo que era, los inversores internacionales ya no se pelean tanto por entrar, entre las tensiones comerciales con Estados Unidos y vecinos cada vez menos simpáticos, la economía china anda con menos brillo que antes.
Imagina que eres un ciudadano chino medio. Hasta ayer te decían que las criptos eran malas, ilegales, un pecado capital. Hoy, de repente, el gobierno te dice “bueno, quizá puedas probar con estas monedas estables, pero bajo nuestra lupa”.
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Lo bueno: Podrías acceder a nuevas inversiones, diversificar tus ahorros y con suerte, hasta escapar de la monotonía del yuan digital.
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Lo malo: No olvidemos que hablamos de China. Si mañana al gobierno le da por volver a declarar ilegales las criptos, lo que tenías se esfuma en un pestañeo.
Para el gobierno, la jugada tiene una lógica, abrirse al mundo digital les da aire fresco, una imagen de modernidad y la posibilidad de atraer capital extranjero. Pero, al mismo tiempo, juegan con fuego, así que si a la gente le gusta demasiado la libertad financiera,..., el Partido podría descubrir que mantener todo bajo control no será tan sencillo.
En el fondo, esto puede beneficiar al PIB, sí, pero también abrir una caja de Pandora que Pekín no está seguro de querer abrir del todo.
Y así China, el país que prohibió las criptos a lo bestia, ahora está tanteando adoptarlas con cuidado, como quien prueba un plato nuevo en el buffet internacional, primero con cara de desconfianza, luego con un bocado tímido y al final, probablemente, repitiendo plato.
La moraleja es clara, en economía, como en la vida, nunca digas “de este agua no beberé”, porque si sube de precio, acabarás llenando tu piscina entera.
