En plena ofensiva de la OPA lanzada por el General Carlos Torres desde el cuartel general del BBVA, los altos mandos del Banco Sabadell han activado un contraataque inesperado: la venta de su división británica, TSB. Una maniobra táctica que busca torpedear la valoración de la OPA,…, y, de paso, dejar al BBVA con cara de “¿esto estaba en el plan?”.
Los candidatos a recoger los restos del imperio inglés: Barclays y Santander, que están dispuestos a desembolsar entre 2.000 y 2.900 millones de euros por TSB, ese pequeño reducto británico que nadie quería en 2015 pero que hoy es tratado como oro por las potencias financieras. Ironías del destino.
Parece ser que el Objetivo Sabadell: romper la mesa de negociación ¿Qué pretende el Sabadell con esta jugada? Básicamente dos cosas:
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Subirse la autoestima bursátil: si vende TSB a buen precio, el banco gana liquidez, se capitaliza, y puede repartir jugosos dividendos o recomprar acciones, como quien reparte chocolatinas antes de un asalto.
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Forzar al BBVA a redibujar la OPA: si el activo principal desaparece, el canje de acciones se convierte en un sudoku estratégico.
Pero esta claro, el BBVA no está precisamente aplaudiendo esta maniobra. Ha amenazado con lanzar una granada legal alegando que Sabadell está rompiendo el “deber de pasividad” típico en cualquier OPA. Traducido: “no toques nada hasta que terminemos de conquistarte”.
El Consejo de Ministros español tiene hasta el 27 de junio para el desenlace y decidir si da luz verde a la operación o si lanza un veto preventivo, escudado en el “interés general” (empleo, pymes, cajeros, y que la suegra pueda pagar el recibo de la luz en ventanilla).
Pero mientras tanto, el Sabadell corre contrarreloj para cerrar la venta de TSB antes de esa fecha o, al menos, poner sobre la mesa una oferta vinculante que sirva de barricada legal frente al BBVA.
¿Y esto cómo afecta al mundo civil, es decir, a nosotros?
Positivos de la venta de TSB:
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El Sabadell recibe una inyección de liquidez (hasta 2.900 € millones ), que le permite reforzarse o repartirlo entre sus accionistas como si fueran raciones de campaña.
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La operación puede frenar temporalmente la absorción del BBVA, dándole aire a la competencia bancaria.
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Barclays y Santander ganan poder en Reino Unido. Nosotros ganamos memes en Linkedin, Instagram y en Twitter.
En el lado Negativos:
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Si BBVA se enfada y reduce el canje, el valor de las acciones ofrecidas será menor. O sea: menos jamón en el bocadillo.
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Clientes de Sabadell podrían ver cómo se esfuman condiciones ventajosas como el 2% TAE o los acuerdos con cajeros Euro6000.
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El frente legal se enreda más que los cables del cargador del móvil en una mochila. Y sí, esto podría acabar en los tribunales.
Detalles de última hora que debes tener en cuenta:
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BBVA ya ha modificado siete veces los términos de la OPA para adaptarse a reguladores y clima político. Saben que están cerca de la victoria y no quieren que les explote una “bomba británica” a última hora.
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El FMI y Bruselas ya dieron su bendición, bueno más o menos. Si el Gobierno veta, la guerra no será solo bancaria, sino también será diplomática.
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La CNMC, con casco y prismáticos, ha dicho que el Sabadell no es insustituible. O como diría tú cuñado “ese banco se cambia fácil”.
Todo apunta a que el desenlace será un thriller financiero, con una conclusión de campaña ¿quién ganada esta batalla?:
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Un Sabadell buscando blindarse.
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Un BBVA impaciente por firmar la capitulación.
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Un Gobierno que aún no decide si actuar como árbitro o como soldado.
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Y unos accionistas que solo quieren saber si les tocará pagar comisiones o recoger dividendos.
La guerra no ha terminado.
Y como diría un buen comandante: “La OPA es la continuación de la banca por otros medios”.